Que hable la vida
Mi nombre completo es Nadia Martínez Narváez y estudié Ingeniería de Telecomunicación. Mi padre es también ingeniero y es por lo que el Martínez lo dejo para lo laboral, para las ciencias. Mi madre es la artista, la que pinta, la que cose, la que inventa sus guisos, y de ella, Narváez, heredé la creatividad y las ganas de transmitir mis emociones.
Hoy, que es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, quería mostrar esta otra faceta mía que quizás pocos conozcan.
Laboralmente he estado quince años vinculada al mundo de las telecomunicaciones hasta que hace un poco más de dos decidiera dar un giro a mi carrera laboral y apostar por lo que me llena. La pandemia ha hecho que todo se complique y ahora me sienta como una veleta. Volver a la seguridad o seguir nadando en aguas abiertas.
Me siento agotada emocionalmente pero a la vez con coraje para revolverme y plantarle cara a la vida.
Voy a por todo y a por nada.
Que hable la vida.
Como decía en mi querido En Clave de Sol, «..escuchando la vida y su ritmo al compás de la energía. Despacio, que todo llega.»
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