Mamá
Una de las razones por las que anhelaba tener hijos era porque quería saber cuán grande era ese sentimiento que nacía en las madres. Como una adicta al amor en todas sus vertientes, necesitaba vivirlo desde mis propias entrañas, saber si realmente era tan inabarcable.
Desde que nacieron, es un amor que crece cada día, que parece no tener fin. Me lo da y me lo quita todo y a veces es un ni contigo ni sin ti. Saca lo mejor y lo peor de mí. Un amor que jamás he sentido por nadie, ni nada, que va más allá de lo racional. Un amor animal, de instinto, de raza, de supervivencia. No hay palabras que lo defina. Renuncias a tantas cosas en silencio, sin ser consciente, que pierdes tu identidad en el día a día. Sólo te quedan a veces unos instantes para mirarte al espejo y escarbar con la mirada intentando buscar dónde está la mujer que eras antes de ser madre.
Es maravilloso, es grandioso, un amor que quema por dentro, transformador, pero también es demoledor.
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